La primera vez fue terrible. .- Mañana empiezas en Urgencias!!
Sólo el nombre me imponía. Pero tenía tantas ganas de probarlo....
Me imaginé que aquello sería como una película de acción (vale, era joven, entusiasta, tenía pocas experiencias negativas).
Recuerdo el día en que Carmen entró por la puerta. Un barullo enorme, tanta gente alrededor y aquella mujer con la cara ensangrentada....
E Viguée Lebrun Autorretrato con su hija |
Eran carnavales. Aún ahora recuerdo que no llegué a enterarme bien de cómo ni por qué había sucedido. Lo cierto es que le habían reventado unos petardos en la cara accidentalmente.
Le faltaba toda la mandíbula inferior, parte de la lengua, los dientes de la mandíbula superior estaban rotos, sueltos o faltaban y los labios eran jirones de carne sanguinolenta. No parecía sentir dolor. Tenía los ojos muy abiertos, con gesto de enorme sorpresa, interrogantes. Las manos también abiertas a ambos lados del cuerpo como pidiendo explicaciones.
Venía en silla de ruedas. Tumbarla podría haber supuesto que se ahogara por la sangre y los restos que había donde una vez estuvo su boca y su barbilla. Sus lesiones eran más aparatosas que de riesgo vital. No podía hablar, pero lo oía todo y escuchaba, ponía atención. No estaba histérica, nerviosa sí, algo aturdida.
Yo era muy nueva. Al verla estaba casi paralizada. Nuestras miradas se encontraron. Yo quería hacer algo y no sabía qué. El médico me daba órdenes, y las seguía como una autómata. Monitoricé, cogí una vía, le puse la gammaglobulina antitetánica. No estaba sola, había mucha gente profesional a mi alrededor, unos daban órdenes, otros las seguíamos, yo me esforzaba casi más en no estorbar que en hacer.
Lo que casi no recuerdo pero sé que hice porque luego me lo contaron, fue hablar con ella, con Carmen, mi paciente. Suave, al oído. Sus ojos sorprendidos me lo pedían. Creo que le iba contando lo que iban a hacerle. Que no estaba sola, que la íbamos a ayudar, que estuviese tranquila.
La subimos directamente al quirófano. Y después, sé que la trasladaron a otro hospital más preparado para reconstruirle la cara.
Cuando se fue yo temblaba. No me sentí útil. Si hubiera tenido una varita mágica.... y había que seguir trabajando, atender a más pacientes, dejar de pensar en lo que había pasado.
Luego es inevitable preguntarse... ¿Qué será de ella? ¿Actué bien? ¿Pude hacer algo más?
Le faltaba toda la mandíbula inferior, parte de la lengua, los dientes de la mandíbula superior estaban rotos, sueltos o faltaban y los labios eran jirones de carne sanguinolenta. No parecía sentir dolor. Tenía los ojos muy abiertos, con gesto de enorme sorpresa, interrogantes. Las manos también abiertas a ambos lados del cuerpo como pidiendo explicaciones.
Venía en silla de ruedas. Tumbarla podría haber supuesto que se ahogara por la sangre y los restos que había donde una vez estuvo su boca y su barbilla. Sus lesiones eran más aparatosas que de riesgo vital. No podía hablar, pero lo oía todo y escuchaba, ponía atención. No estaba histérica, nerviosa sí, algo aturdida.
Yo era muy nueva. Al verla estaba casi paralizada. Nuestras miradas se encontraron. Yo quería hacer algo y no sabía qué. El médico me daba órdenes, y las seguía como una autómata. Monitoricé, cogí una vía, le puse la gammaglobulina antitetánica. No estaba sola, había mucha gente profesional a mi alrededor, unos daban órdenes, otros las seguíamos, yo me esforzaba casi más en no estorbar que en hacer.
Lo que casi no recuerdo pero sé que hice porque luego me lo contaron, fue hablar con ella, con Carmen, mi paciente. Suave, al oído. Sus ojos sorprendidos me lo pedían. Creo que le iba contando lo que iban a hacerle. Que no estaba sola, que la íbamos a ayudar, que estuviese tranquila.
La subimos directamente al quirófano. Y después, sé que la trasladaron a otro hospital más preparado para reconstruirle la cara.
Cuando se fue yo temblaba. No me sentí útil. Si hubiera tenido una varita mágica.... y había que seguir trabajando, atender a más pacientes, dejar de pensar en lo que había pasado.
Luego es inevitable preguntarse... ¿Qué será de ella? ¿Actué bien? ¿Pude hacer algo más?
Intentas siempre hacer lo correcto. Aplicar cuidados de la mayor calidad. Pero a veces no sabes si lo consigues. Eres como eres, sabes lo que sabes. Te dedicas a prepararte cada día mejor. Y cuánto más preparada estás, cuanto más sabes... ¿¿¿te olvidas más de la persona que hay tras la etiqueta "paciente"???