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domingo, 19 de enero de 2020

Pase de visita: ¿Con o sin enfermera?


                El pase de visita es del médico. Es el facultativo el que pasa visita. Yo, como enfermera, hago mis múltiples pases a lo largo de toda la jornada.

  •       A primera hora, para saludar y comprobar que todo está bien; que los pacientes sepan que soy su profesional referente y recopilar dudas e incidencias del turno anterior. 
  •       Durante el turno me acercaré a ver al paciente cada vez que lo necesite o él me lo demande.
  •       Antes de marchar para comprobar que nada se quedó en el tintero y todo continúa bajo control.

Si el médico, por organizarse sus tareas y responsabilidades, llega a pasar visita a una hora que no me viene bien .......   
¿es obligatorio que pasemos la visita juntos?


NO. NO es obligatorio pasar juntos. 
A veces no es ni recomendable. 

 
  • Si pasamos visita juntos, mi ventaja es que puedo informarle de las incidencias con el paciente presente, para que este las corrobore, apostille y aclare. Así, los reajustes de tratamiento tendrán en cuenta esos datos. Que si pasa el médico solo, resulta que el paciente no se atreve o se le olvida contarle que le duele, que le sienta mal, que tiene ardor, estreñimiento, diarrea, que duerme mal o lo que sea que le haya pasado y le preocupe. En este caso, no puede ser que el médico luego diserte e informe a la familia a pie de cama o a la puerta de la habitación mientras me tiene detrás suyo como un pasmarote sujetando las carpetas, la tablet o lo que sea, pero sin hacer nada productivo mientras se me acumula la labor o la asume la compañera.Si pasamos visita juntos, tiene que ser a una hora fija que a ambos nos permita organizar nuestras tareas y  llegar a la hora de salida con todo hecho.
  • Si pasamos visita por separado, mi ventaja es que puedo organizarme la mañana sin tener en cuenta esta actividad como parte de mi cometido. Que en ese tiempo puedo hacer otras cosas, sin olvidar nunca que: "Debe haber un momento en que quedemos para sentarnos y discutir los cambios". Porque si los tratamientos debe pautarlos el facultativo, los datos interesantes e influyentes los conozco yo de primera mano; los efectos del tratamiento que yo registro y controlo, son decisivos y se los puedo contar yo y los pormenores que pueden afectar al éxito del final de dicho tratamiento, también los conozco yo. 

El tratamiento médico unido a  mi programa de cuidados enfermeros,  es lo que llevará al paciente a la curación, a la autonomía y a la salud.

¿Y tu?  ¿Qué opinas?

martes, 7 de enero de 2020

El menú de la guardia

En 2012 hubo recortes en sanidad. Muchos. Y afectaron a muchos trabajadores y en muchos temas.
Uno de ellos fue la manutención. La dieta que te daban por pasar en el curro 12 o más horas. Lógico. Comías, cenabas e incluso a veces, también desayunabas allí. 
Con los recortes, se acabaron las dietas. Más bien, pasamos a estar a dieta los que hacíamos guardias. Y a trabajar fuimos, con la fiambrera, la bolsa de la comida, el bocata o la visita al bar más próximo. Al principio todo quejas, pero después, como siempre, nos adaptamos a todo.
Por fin, en 2019, parece que vamos recuperando algo de lo perdido. Parece que hay dinero y que la intención es volver a darnos de comer en las guardias. Y lo hacen a través del contrato con una empresa externa. Y con todos mis respetos. ¿No hubiera sido más fácil darnos una retribución, aunque fuera humilde? Porque desde entonces, esto es un caos. 
Se presenta la empresa, que hay que pedir la dieta a través de una aplicación, y con no se cuántos días de antelación y que si cambias la guardia te comes lo que pidió el que estaba. En fin, que el contrato está firmado y solo queda comernos lo pactado. 
Y Oh! sorpresa!!! Vaya dieta!!! que nada tiene que ver con lo que recomendamos en las consultas. Por favor, escondedlo, que no lo vean los pacientes!! Vaya ejemplo!!
Abrimos la aplicación, parece que es variado... primeros, segundos (carnes y pescados), postres varios y pan (4 tipos).
Lo traen en un frigorífico y han comprado neveras nuevas para cada centro.
El envase, no es reciclable. El menú, a primera vista, de cantidad parece escaso (seguimos a dieta). Cuando lo abres, aún peor ¡no tiene desperdicio! o mejor dicho, ¡es todo desperdicio!.
¿y qué hacemos? si todo está firmado, si no se puede cambiar....
Ah, queda la opción de pedir menú precocinado, muy variado;  todo salsas y salado.
Elijas uno u otro, llevan todos los aditivos, conservantes y colorantes del mercado... no parece faltar ninguno de los que no recomendamos.
Nos queda el postre. Comer al menos algo. Pues siempre es yogur. Existe la opción de fruta, pero no llega ni una en buen estado.
Y el pan. Siempre duro. Claro, si se pide con tanta antelación, normal que no llegue reciente. Mira la fecha... caducado!
Y se me olvidaba contaros....
Todas o casi todas las comidas llevan sorpresa! Como en el roscón de reyes pero a veces vivos. Gusanitos inesperados, moho, bichitos en plena actividad. No tienes más que fijarte un poquito. Se ven a simple vista. Quizá tu menú es de los que llevan inquilinos!!!

Total, que si quieres comer algo, no tires la fiambrera, mantén las antiguas costumbres.
Así comemos los sanitarios de guardia.
¿Para enfermar? ¡No, gracias!


Y todo el mundo enfadado, y saliendo en prensa y denunciando. En facebook, en twitter, en la tele, en la radio, en el periódico... pero si hasta los gusanitos se han hecho famosos!!! Y la administración disculpándose ("que el contrato está firmado") y la empresa pidiendo perdones ("que ha habido algunas incidencias pero que lo estamos intentando arreglar") y suma y sigue.
¿por qué?
Porque se habilitó un correo de reclamaciones y dicen gerencia y empresa que se han recibido muy pocas notificaciones.
Entonces es que twitter, facebook, el periódico, la radio, el pasillo, la tele, no son lugares para reclamar o no son suficientes o el correo de reclamaciones no admite todas las que se dice que se han enviado o deberían haber llegado.
Y como siempre, llega un momento en que la gente tolera, o se cansa, o se adapta, eso sí, sin dejar de quejarse donde no llega la queja, donde no se cambia nada.
 

domingo, 22 de diciembre de 2019

Irás y no volverás

   
 Enormes y largos pasillos. Silenciosos o rotos por algún llanto, un grito, una llamada. Habitaciones obligados a compartir. Usuarios que un día fueron dueños de sus vidas, que tomaron decisiones, que asumieron responsabilidades, que tuvieron personas a su cargo a las que sacaron adelante. Ancianos enfermos, solos... en fin, mayores.
     Y el personal siempre escaso. Cuidadoras saturadas en precaria situación laboral (estrés, cansancio, nerviosismo, preocupación, prisas, sensación de que no da tiempo ni se llega a todo...). Imposible la conciliación laboral y familiar. "Dedicación exclusiva", penosas condiciones laborales. Jornadas interminables. Muy pocos descansos... y no hablemos de salarios, derechos...(Es la preocupación por esos ancianos, secuestro emocional, chantaje afectivo, además de la situación social y laboral presente, lo que hace que sigan trabajando a pesar de las condiciones)
Y mientras tanto.... aseos a carreras con los mismos guantes, pastillas que van y vienen (que no se sabe si las toma, se han quedado en la mesa o las ha cogido el de al lado)  y servimos desayunos, comidas o cenas y alguno se queda sin comer porque a todos no les puedo dar ni controlar si comen. Y a dormitar en el salón. Bien aparcaditos, que no se hieran, que no se caigan, que no pase nada, cruzo los dedos, porque me llevo un disgusto y además me la cargo.
No hay tiempo. Apenas hay saludos. No hay caricias, ni apretones de manos, ni miradas de apoyo. Ni tiempo para escuchar, que expresarse les cuesta y les lleva un tiempo que yo no tengo porque conversar con ellos no se considera trabajar. Y así, optan por hablar cada vez menos o por no hablar. Y lanzan miradas extraviadas, tristes y solitarias. Sólo da tiempo a una sonrisa rápida, aparcarles en un sillón y prometer "no te muevas que enseguida vuelvo" y no se puede cumplir, porque no hay tiempo de volver hasta que toca cenar o acostarse o cambiar el pañal.
     Y cada vez hay menos enfermeras y las curas las hacemos las cuidadoras y gobernantas, y las pastillas y los tratamientos los organizamos nosotras también y ponemos las insulinas y a veces hacemos glucemias y sintrones y lo que haga falta. Porque no hay enfermera, que no quieren trabajar aquí. Que esto está mal pagado, que son muchas horas y que no cuenta para nada. Y así estamos; solas. Con los usuarios, con los ancianos, que no sé si recuerdan cómo empezaron, lo que fueron, lo que soñaron y cómo han acabado.
Esto no es vivir, esto no es morir, esto no es despedirse, esto no debe ser así.
     Faltan enfermeras en las residencias. Falta cuidar al personal de las residencias. Falta ser conscientes del daño que se está haciendo. Falta ponerse en el lugar del paciente y vivirlo así. Que un día te puede pasar a ti.



Esta historia está escrita en colaboración con Ana Rebollar Álvarez, enfermera todo terreno, mujer ejemplar, luchadora incansable. Gracias Ana, por la idea y el cuerpo de la entrada.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Llega el invierno


         Esta mañana la anciana se ha levantado mal. Apenas ha dormido. Respira con dificultad. El cansancio hace mella en ella. No se recupera como antaño.
   .- Ay, Ay, qué mala estoy, qué mal me siento, creo que me voy a morir,...- se queja.
   .- ¿Qué sucede mamá?.- le pregunto .- ¿Qué te pasa? ¿Qué notas?
   .- Que estoy muy mala, he dormido muy mal. Creo que me voy a morir.
      Le toco la frente. Está caliente. Le pongo el termómetro: 38º. Le oigo respirar con dificultad. Tiene la nariz tapada. Le mando a la ducha caliente. Preparo el baño con bien de vaho y le doy un analgésico antitérmico.
   .- Dúchate, mamá y te llevo al médico.-
   .- Mejor haría viniendo a verme, que estoy muy mala.-
   .- Dúchate mamá, a ver si te despejas, y luego vemos.
   .- Sí, si ya te conozco, que no quieres hacerme caso. Un día me voy a morir y no te vas a dar ni cuenta.
      Tras la ducha se le oye algo más despejada al respirar. El antitérmico va haciendo efecto. Vuelvo a animarle para ir a urgencias del Centro de Salud. Hoy es fiesta y no hay médico de cabecera.
   .- No me apetece salir, hijo. Ten compasión, que estoy muy mala.
   .- Vamos mamá, que te acerco en coche. Verás cómo te despejas. Si estás muy mal, nos sentamos allí un ratito hasta que te atiendan. Si te apetece damos un paseo, si no, de verdad que no te muevo. Enseguida estamos de vuelta. 
   .- Desde luego, cómo eres hijo. Pago mis impuestos, bien estaría que el médico viniera a visitarme, con todos los años que llevo cotizados y todos los que pagó impuestos tu padre.
   .- Vamos mamá, haz un esfuerzo, que te irá bien.
      Por fin arrancamos. En urgencias hay cola, pero mi madre está un poco mejor. Le toco la frente y parece normal. El frescor de la mañana le ha sentado bien.
   .-¿Damos un paseito por el pasillo? ¿Qué te parece? 
   .- Vamos.- acepta.
      El tiempo se alarga y se me van acabando los temas de conversación para entretenerla. No quiero que se altere y empiece a mostrarse reivindicativa. Por fin nos toca.
      La doctora nos hace las preguntas de rigor, le ausculta, le toma la tensión, le mira la garganta y los oídos, escribe el informe, emite un veredicto y nos manda para casa con el tratamiento antibiótico. Pasamos por la farmacia antes de regresar a casa. Mi madre ya apenas habla. Se le ve cansada.
      El resto del día pasa tranquilo y sin incidencias. Llega la cena. Segunda dosis de antibiótico y veo que me lo deja sobre la mesa.
   .- Mamá, ¿se te ha olvidado tomar la pastilla que te ha mandado el médico?
   .- Ya estoy mejor. He decidido no tomarlo porque me da sueño.

Y en los hospitales, a las enfermeras ¿les pasa lo mismo?

domingo, 24 de noviembre de 2019

Enfermera de noche tráfico de pastillas


      
     
Soy enfermera, trabajo en turno de noche y en el hospital no hay servicio de farmacia  por la noche. En días laborables, desde las 8 (20:00h) ,en festivos y domingos, desde las tres (15:00h).

     Todas las noches hay ingresos, salvo muy raras excepciones (por ejemplo, si la planta está llena no hay camas libres).

     Muy pocos pacientes se traen sus tratamientos de casa, no han previsto ingresar, o no han pensado que puedan necesitar sus pastillas habituales.
      Llegan a planta con el tratamiento prescrito por el médico de urgencias. Normalmente, lo que toman en casa más lo que necesiten dependiendo del diagnóstico. Si es oral, comienzan los problemas, porque en las plantas no hay de todo. Sobre las 2 o las 3 de la mañana, es la hora del tráfico de pastillas.

Francisco ingresa a la 1 de la mañana. Toma desde hace varios meses vandral para la depresión y dice que es lo único que le ha funcionado. También toma un antidiabético oral, medicación para el colesterol y un protector gástrico. Pero sobre todo, lo más importante, me insiste Francisco, es lo que toma para dormir. Señorita, me dice, es que si no lo tomo, no duermo.
.- Tranquilo, Francisco, le digo, que yo me ocupo.
Me hago una lista de pastillas que me faltan y llamo a un compañero de la planta superior. Cuando contesta ya sabe de qué va el asunto y tiene preparada su lista. Le enumero mis necesidades
.- Buenas noches! Hoy necesito: vandral retard de 150 mgr, lorazepán de 1 milígramo,  atorvastatina 40, pantoprazol de 20 ....
.- Buenas noches.-  me responde. - Puedo darte lorazepam, pantoprazol y atorvastatina. Creo que en la novena la compañera tiene vandral. Prueba en la séptima el resto, que también negocian. Yo necesito ciprexa, noctamid, enalapril y tranxilium. 

     Si la necesidad es vital, por supuesto, llamamos a la supervisora, que avisa a seguridad, abren juntos la farmacia y cogen lo que necesitan firmando y registrando no se cuántos documentos (o eso nos han contado). Tardan, pero te lo traen. Si no es vital, te dicen que intentes arreglarte por ahí. Y eso hemos hecho, buscar la manera de arreglarnos y que el paciente no pague la carencia.

      Y así vamos, con ooooooootra labor nocturna que te entretiene. Oooooooootra tarea ineficiente. Ahorramos en personal de farmacia, y las enfermeras aprovechamos el tiempo que no tenemos, en ir de aquí para allá buscando la manera de garantizar al paciente el tratamiento prescrito. O eso, o mareamos a la "super" toda la noche, que no creo que se vaya a dejar.

Pd: no se lo digáis a nadie, pero las pastillas con las que traficamos, son las que dejan los pacientes que se van de alta y han mandado de farmacia porque creían que se quedaban un día más. Nosotras las guardamos en una cajita  que luego escondemos convenientemente, porque la "super" de la planta la tira o la devuelve a Farmacia, que dice que está prohibido tenerla en la planta. Pero de esto, ni palabra, que se nos cae el pelo. sssssshhhhh.


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