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jueves, 15 de mayo de 2014

De vacaciones, también "soy enfermera"


Reloj astronómico de Praga

Estábamos de fin de semana de vacaciones en Praga. Mi hermano, mi madre y yo. Paseábamos por un mercado y observábamos los puestos y el trajín de la gente. Habíamos comido en un restaurante precioso y regresábamos al hotel caminando sin prisa. Mi hermano iba algo adelantado y pretendíamos cruzar una calle, así que mi madre y yo, esperamos cogidas de la mano a que él nos indicara que podíamos cruzar.


Casi ni me di cuenta de cómo pasó. Pero justo delante de mi hermano, aprecié a distinguir un cuerpo que caía pesadamente hacia adelante. Enseguida trató de levantarse y fue cuando vi la calle adoquinada salpicada de gotas de sangre. Procedía de la frente del paisano y fluía lenta y constante cayendo sobre sus ojos, su nariz y salpicando la calle. Se llevó la mano a la cabeza mientras trataba de levantarse torpemente. Mi hermano se había abalanzado sobre él y le cogía de los brazos tratando de ayudarle. Solté a mi madre y saqué unos pañuelos de papel. Como suponía, tenía una brecha importante, (“un siete” como dirían las costureras) justo en el nacimiento del pelo, de unos 4 cm y en ángulo recto. Esa zona es muy escandalosa porque está muy vascularizada. Aparentemente no revestía gravedad, pero debería ser tratada en un centro sanitario. Necesitaría puntos y comprobar estado vacunal.
Al principio me pareció que el herido estaba desorientado. Era un varón de unos 65 años. Se mostraba nervioso y trataba de apartarme. Luego me di cuenta de que tenía Párkinson y los nervios aumentaban su inestabilidad y su temblor.


     .- ¿Qué hacemos? .- me preguntó mi hermano muy nervioso mientras me suministraba pañuelitos de papel.
     .- Ayúdame a sentarle y acércate a alguna tienda a ver si consigues que alguien llame a una ambulancia.


Poco a poco el paciente se fue calmando y confiando en mi. No hablaba español ni inglés. Sólo checo. Y yo de checo, pues na de na, así que nos entendimos por el lenguaje universal de la mímica, los gestos, la mirada amable y el tono suave y calmado. Sólo alcancé a entenderle cuando me preguntó si era italiana.
     .- Española, respondí.
     .- Ahh!!.- exclamó.
Plaza de la Ciudad Vieja de Praga


Se acercaron tres hombres. También nativos de Praga (solo hablaban checo). Muy solícitos. Sucios y desarrapados, pero me traían paquetes de cleanex y resultaba obvio que querían ayudar. Y lo conseguían,  hablaban de vez en cuando con el herido y tranquilizándole.


Mi hermano regresó con noticias:
     .- He conseguido que en el restaurante de la esquina llamen a una ambulancia. Me han dicho que tardará unos 10 minutos.- Voy a ayudarte a mantenerle sentado. Con esa agitación se va a caer del banco.
Era cierto. Con el temblor, se iba escurriendo del asiento y yo casi ni me daba cuenta.
Llegó una joven muy amable. Hablaba inglés y fue más fácil entendernos con ella. Era médico en prácticas, nos explicó. Le dije que era enfermera y españoles haciendo turismo.
     .- Yo me hago cargo hasta que llegue la ambulancia.- se ofreció.- Ustedes sigan disfrutando de sus vacaciones.
     .- Muchas gracias, respondí. No importa. Esperaremos.


No le dije que, como enfermera, no puedo irme sin más, que sigo el caso hasta el final y que no puedo marcharse sin confirmar que mi paciente está seguro y a salvo. Y no es que desconfiara de la muchacha. Es sentido de la responsabilidad, priorización, celo profesional y que yo creo que las enfermeras españolas somos así.


La ambulancia no tardó en llegar. En cuanto comprobaron que no entendíamos su idioma, se enzarzaron en una conversación muy animada con el herido, la médico y también se acercaron los tres indigentes tan amables y que tanto se habían preocupado por ayudar. Cogieron al hombre para llevárselo, entonces él se dió la vuelta y nos dió las gracias, pero por si no nos habíamos enterado, gritó ¡Viva España! y mi hermano y yo respondimos ¡VIVA!


Qué curioso. Justo al lado de un mercado. Una hora muy concurrida. Mucho extranjero de vacaciones, pero también nativos. Luego me di cuenta de que, mientras atendíamos al accidentado, la gente literalmente “pasaba del tema”, nos eludían y se apartaban. Sólo tres indigentes, tres hombres pobres, vendedores de pañuelos de papel, se acercaron a ayudar y nos ofrecieron lo que tenían.


Os dejo un vídeo “Experimento social ayuda en problemas” 
Os recomiendo que lo veáis. Dura poquito, poco más de 2 minutos y no te deja indiferente. 
Lo curioso es que se realiza en una plaza de Praga. 
¿Es extrapolable el resultado a cualquier país?


Curioso, ¿verdad? ¿Te atreves a opinar?

sábado, 10 de mayo de 2014

I Encuentro de Blogueros de #enfermería20


El día 10 de mayo me han invitado al I encuentro de enfermer@s bloguer@s. Es una iniciativa de Soy enfermer@. Por supuesto me he apuntado inmediatamente. La posibilidad de desvirtualizar algunos de los enfermer@s bloguer@s más relevantes del sector me pareció de lo más atractiva. Además, eso supone acercarme a Madrid sí o sí. Y, entre nosotros. No sabía cómo hacerlo para inventar una excusa y pasarme por la Feria del Cuidado, el inicio de la caravana enfermera.

Soy enfermera desde hace ya...puff. Ahora me parece que lo he sido incluso de niña. Soy una enfermera convencida. Me gusta serlo y lo soy 24 horas al día, no importa lo que esté haciendo. A mi esto me parece como lo de ser madre o superhéroe. Lo eres o no lo eres. Puede parecer que en un momento estás en modo “standby” pero cualquier excusa te activa inmediatamente el modo “enfermera”.
Laboralmente me he movido por diversas comunidades españolas y he estado trabajando en varias ciudades diferentes. Eso me ha dado la oportunidad de relacionarme con grandes profesionales y mejores personas, pero al final, inevitablemente,  acabas encontrando estabilidad en un lugar fijo. Y, a pesar de que seas inquieto y curioso y muy social, uno acaba teniendo la sensación de que su mundo profesional se estrecha y acaba apretando.
Los Congresos, cursos, jornadas... te ayudan a relacionarte con nuevos y novedosos profesionales, pero un blog, y un perfil en redes sociales, te abre un universo inmenso y maravilloso de información conocimiento, aprendizaje y relación.
Me inicié en esto del blog, porque quería contar mis experiencias como enfermera. Eran y son, historias cargadas de emociones y sentimientos. Desde que empecé como un juego, se ha convertido en adicción. Ahora cuento también las historias de vida de personas relacionadas con enfermeras. Sus familias, amigos, pacientes, y de enfermeras que quieren que cuente su historia o que utilizan mi blog para contar las suyas. Lo que se aprecia que sucede en el blog, no es lo único que ocurre. La interacción no se reduce a ese espacio. Se extiende y fluye la comunicación en redes sociales, como twitter, facebook e incluso al mundo físico del día a día.
La gratificación y el gran valor que esto ha supuesto para mi, se resume en tres puntos.
.- Contribuir a la visibilidad de la enfermería.
.- Conocer y aprender de personas que de otro modo hubieran sido inaccesibles.
.- Ampliar horizontes. La sensación de estar y de existir.
Tampoco es necesario crear tu propio blog. Pero sí visitar los que existen y comentar, opinar y compartir con sus autores. Es un placer y un privilegio que recomiendo.




Puedes seguir este I Encuentro de Blogueros de Enfermería en directo desde el perfil de Twitter  de @Soyenfermera, usando el hashtag #enfermeria20


Participarán:
Y yo misma

MIS CONCLUSIONES:


Y allí me presenté. Y allí les conocí. Cada uno de su padre y de su madre. Cada uno con su proyecto personal. Cada uno con sus propias ideas. Pero todos, incluso quienes nos invitaron, con un único propósito. Hacer visible la profesión enfermera. Recuperar o reclamar el estatus y el respeto que merecemos.
Porque aunque seamos amables, educados, empáticos, resolutivos, traductores, cercanos y un largo etcétera, también somos profesionales, tenemos conocimientos y capacidades, juicio crítico, asumimos responsabilidades, tomamos decisiones e incluso podemos asumir cargos de liderazgo.
Todos unidos con un mismo propósito, un mismo sueño, formas distintas de hacerlo, de sentirlo y de afrontarlo. Pero nos entendíamos y nos respetábamos.

Fue para mi, una experiencia emocionante y llena de ventajas. Un defecto. Muy express. Muy breve. Pero no importa, porque sigue existiendo el contacto a través de las redes. Ahora, más unidos, más comprometidos y más conscientes de no estar solos.


      



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