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lunes, 31 de agosto de 2015

Azafata, camarera, secretaria...enfermera

Fuente: Think&Start

Soy enfermera de turno rotatorio en una planta de Hospital. Como acostumbro, llego unos minutos antes para que la de turno de noche pueda contarme incidencias de viva voz y marcharse a su hora. Recorro la sala en dirección al control. Soy la primera en llegar del turno de mañana  y, sin embargo, se percibe ya actividad en la sala. Por el camino me aborda un familiar.
.- Buenos días ¿Sabe a qué hora vendrán a buscar a mi padre para llevarle al quirófano?
Amablemente le informo sin necesidad de consultar, gracias a que estuve la mañana anterior y recuerdo haber leído en el parte de quirófano, que estaba su padre. Aún así, me lo apunto en la libreta para comprobarlo, no sea que se haya hecho algún cambio que me haga quedar mal.
Al llegar al control, hay otro familiar frente a la mesa.
.- Buenos días.- saludo.- ¿Necesita algo?
.- Sí, llevo un rato esperando y aquí no hay nadie. Se me han acabado los pañuelos de celulosa.
Le doy un montón sin entrar en más explicaciones.
Dejo mi bolso en el armario y busco a la enfermera. Como no me necesita, empiezo a hacer una lista de mis pacientes y a leer sus incidencias. Aprovecho para comprobar la información que dí sobre el quirófano. Por fin llega mi relevo.
.- Buenos días! Enseguida estoy contigo. Lo tenía todo controlado, pero se ha extravasado una vía y estaba cambiándola.
Por fin, se sienta...y empieza a contarme. Suena el teléfono. Lo coge una compañera para no interrumpirnos, pero nos consulta:
.- Es del quirófano. Preguntan si fulano de la habitación X tiene el preoperatorio en su historia, que no lo ven en el ordenador desde allí.
Resolvemos la duda y prosigue con el parte. Vuelve a sonar el teléfono. Lo ignoramos, pero de nuevo nos preguntan:
.- Que es de farmacia. Que no se entiende la hoja de tratamiento. Que necesitan saberlo ahora, que están preparando el carro.
Se pone mi compañera y les aclara las dudas. Vuelve a sentarse. Seguimos.
Se acerca un celador
.- Vengo a buscar a Perantanito de la habitación Y. ¿Está preparado? ¿Me dais su historia?
Resolvemos y seguimos
Se acerca un trabajador de mantenimiento.
.- ¿Habéis llamado para un grifo roto? ¿Qué pasa exactamente? ¿Dónde es?
Leemos su hoja de avería (se ve que no ha traído las gafas)
Nos escondemos en el cuartito del café. Allí podemos terminar con el relevo sin más incidencias. Por fin ella se va a descansar a su casa y yo puedo empezar:
.- Medicación, glucemias, desayunos, farmacia, pase de visita, pruebas, curas, altas, sueros, sondajes, vías, drenajes….
Y durante toda la mañana: llamadas de teléfono:
.- Que si tenéis un paciente de Hornillos, ¿no podrías mirármelo? que tengo que ir a verle y no sé ni cómo se llama.
.- Buenos días! Que tuve a mi padre ingresado ahí hace tres meses, no sé si te acuerdas de él, Perantanito de la habitación tal, que le hicísteis una biopsia y aún no sabemos nada de los resultados y estamos preocupados (le derivo a la secretaria)
.- Que soy la doctora Menganita, que si está el doctor Zutanito, que me le busques, que le necesitan en quirófano. (precisamente ahora que no tengo nada que hacer #ironía, me viene de perlas ir a buscar a un médico perdido en la sala)
.- Que si está el celador, que se ponga. (seguro que está haciendo encamados en la habitación más lejana del teléfono)
.- Hola ¿Está MariPili de turno? ¿Que no está? pues mírame la planilla y me dices cuándo puedo localizarla, anda hazme ese favor. (Este modelo de pregunta es reiterativa en todos los turnos)
.- De farmacia, que no nos queda chipendal de 0,5. Que te mando de uno y lo partes, que la pastilla está ranurada. (pues como le han prescrito un cuarto, que dé dos chupadas y me la devuelva)
.- De rayos, que habéis pedido un TAC y el volante está incompleto. (uno que piensa que rellenar volantes es función propia de enfermería)


Y cuando me paso por las habitaciones…. se acercan familiares
.- ¿El autobús a Villamuriel? ¿A qué hora sale? (Me lo sé porque me lo han preguntado ya muchas veces)
.- ¿A qué hora es la misa el domingo? (o el horario del quiosco y de la que vende los cupones a la puerta)
.- ¿Me haces una manzanilla? Que parece que ando hoy un poco revuelta (al paciente, se la haces sin rechistar y al familiar....Pero cómo vas a mandar al familiar a la cafetería ¿verdad? total, qué cuesta hacerle una manzanilla. Y se la llevas y te pide sacarina, y vuelves con la sacarina y quiere una pajita)
.- Ay, ya que estás... Tómame a mí también la tensión, que estoy un poco mareada (Justo ese familiar que nunca viene y nunca está)


Y cuando pasa el médico
.- ¿Qué temperatura tenía este paciente? ¿y tensión? (que no sé para qué registro si no lo vas a leer) y ¿le has hecho electro? (es para que te lo dé en mano, porque está en la historia)
.- Oye, ¿sabéis qué le pasa a vuestra impresora que no funciona? (apuesto que falta papel)
.- ¿Vais a tomar café? que me apunto (Eso es que no hay café hecho)



Y cuando acaba el turno.
.- Vaya mañana, qué complejo de azafata, de servicio de información, de oráculo…
.- Qué cosas dices.- afirma extrañada mi compañera.- Si ha sido de lo más tranquilo. Como siempre, ¿no?

Y va a ser que la respuesta es sí

domingo, 16 de agosto de 2015

El encanto tóxico de las enfermeras: El café

          El facultativo se acerca al control de enfermería. No se ve a nadie, pero se oye un murmullo de fondo. Seguro que están tomando café. Asoma discretamente por la puerta y saluda.
                    .- Buenos días!! ¿Listas para pasar visita? ¿Estáis tomando café? ¿me invitáis?

                    .- Buenos días Doctor.- responde cantarina la enfermera más veterana (o la supervisora).- ¿Quiere un café? Eso está hecho ¿Cómo lo quiere? ¿Caliente, frío, con leche, con azúcar, sacarina....? Yo se lo preparo en un pis_pas. Siéntese. ¿Quiere una pasta?
Sin embargo, si en la salita hay un enfermero, dirá
                    .- Por supuesto que le invitamos a café. Sírvase usted mismo. Ahí tiene de todo

      Soy enfermera volante, eventual, sustituta. Salgo y entro del hospital continuamente enlazando contratos. Voy de planta en planta donde me toca. Y puedo contaros que esta situación y otras parecidas, se repiten continuamente. Por supuesto, hay excepciones, cada vez más. Pero existir, aún existe.

      Forma parte del "encanto tóxico" femenino, muy arraigado en la enfermería, por ser una profesión,  de siempre, muy femenina. 
El encanto tóxico consiste en endulzar la vida de los demás tragándote tu toda la amargura.
      Que ¿por qué lo hacemos? probablemente porque nos enseñaron que el encanto y la sumisión tienen sus ventajas. Huimos de los enfrentamientos directos, nos proponemos transformar nuestro entorno en un sitio feliz y creemos que alcanzaremos el éxito siendo agradables, encantadoras e imprescindibles.
      El error no es tanto el hecho de ser "encantadoras" sino el no saber cuál es nuestro sitio y defenderlo. Corremos el riesgo de enviar un mensaje equivocado y que se malinterprete. ¿para qué servimos? ¿para qué estamos? porque si eres servil, la información corre como la pólvora y te pone a merced de abusones. Y acabas dedicando el tiempo en hacer cosas por los demás cuando deberías hacer las tuyas. Y la recompensa no siempre son la gratitud y el reconocimiento, sino más bien el ninguneo, la falta de respeto y el abuso.
      Hoy es el  café, pero otro día hablamos de lo que pasa en otras situaciones laborales. El encanto tóxico de la enfermera, no tiene límites.

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