Por fin he terminado mis estudios. Soy enfermera! Lo que siempre deseé. Cuidar, estar en contacto directo con el paciente, ser responsable de sus cuidados, enseñar en el autocuidado...
Mis primeros trabajos son de volante, temporales, sin puesto fijo. Orbito entre Primaria y Especializada y en un año conozco más de 10 centros de salud y otros tantos servicios hospitalarios. Mis certificados de servicios prestados son más largos que un testamento, y en la última hoja pone: Tiempo trabajado: tres meses y diez días en total. Pero mi entusiasmo no decae ni un ápice. A pesar de que en cada nuevo puesto soy la nueva, la que no sabe, a la que hay que enseñar... Es difícil conseguir reconocimiento, me siento pequeña. Me pregunto ¿existo?.
Varios años así, compaginando familia, cursos, diferentes destinos… noto que me voy frustrando y me niego a ello. Sigo cumpliendo mi objetivo de mantenerme activa, alerta y actualizada. Asisto a Congresos, cursos, Jornadas. Hago algún trabajito de investigación, docente... Una comunicación aquí, un poster allá, alguna publicación humilde. Busco apoyos, colaboraciones, motivación pero… aunque algunas veces lo consigo, son muchas las que encuentro “tapones”. Mis compañeros me miran mal. No entienden que dedique mi tiempo libre a leer artículos, hacer encuestas, a asistir a congresos.... Sin embargo, sigo adelante, aún cuando crece la sensación de que no soy nada, nadie, que lo que hago no se ve, ni se entiende, ni llega… y que cuando trasciende, no se me ve a mi, sino al equipo, al servicio, a la unidad, para bien o para mal. Y a veces me pregunto ¿existo?
Durante toda mi vida profesional, una de las tareas que más ha ocupado mi vida ha sido la de enseñar qué puedo hacer por los demás como enfermera. Qué puedo hacer por el paciente, qué puedo hacer por la población, para qué sirvo y dónde está mi valor. Lo he hecho durante jornadas de trabajo y de descanso. Con mi familia, amigos, vecinos…lamentablemente, incluso con otras enfermeras que no lo tenían tan claro. Y siempre ha permanecido en mi la sensación de invisibilidad. Sigo preguntándome ¿existo?
Por fin me preparo la oposición en serio y la apruebo. Soy fija. Ahora tengo mi plaza. No tengo por qué moverme de servicio. Creo que ahora podré hacer algo. Sigo luchando contra la invisibilidad.Queriendo hacerme un sitio. Estoy más relajada, no existe presión por inestabilidad laboral. Me vuelvo más reivindicativa y defiendo mis derechos. Critico con más libertad lo que me parece que está mal y soy mucho más capaz de ver mis propios defectos y corregirlos. Ahora parezco un poco más visible. Quizá se perfila mi silueta. Aunque tener como lectura artículos científicos sigue estando mal visto. Ahora siento soledad. Falta que me entiendan. Soy la rara, la friki. Cada vez me resulta más difícil encontrar almas afines dentro de la profesión cerca de mí. Encuentro más acompañamiento, más apoyo, mayor crecimiento en los contactos virtuales. A través de Congresos, Jornadas, Redes sociales… Empiezo a sentirme menos sola.
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Ya no me siento tan sola. Y me doy cuenta de que, de esta forma, sí se llega. Con mayor rapidez y menor esfuerzo que en el día a día y en el cara a cara. Por supuesto que no sustituye al contacto directo. ¡¡¡Eso nunca!!! Pero es un instrumento de valiosísima ayuda. Sin olvidar que el camino es largo y apenas hemos comenzado.
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He encontrado una nueva ilusión, una motivación, una alegría...y mucha gente con quien compartirla.
3 comentarios:
Maravillosa entrada!!!!
Maravillosa entrada!!!!
Madre mia....en cuantos parrafos me siento identificada.....!!!ya me gustaria ser tan buena narradora y expresar en texto tan bien como tu lo haces.No decaigas , no dudes en que eres buena!....Dame tiempo q lo prometido es deuda!!!Un besazo.
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